¡Por fin he competido a nivel internacional!
En noviembre me decían que no se sabía si iba a poder venir por los 9 tumores cerebrales que tenía, el viernes pasado no me recomendaban volar por un residuo tumoral en el cerebro que en el TAC parece que ha sangrado y hoy he competido aquí, ¿qué puedo decir? Me siento agradecida a la vida y al equipo que me rodea.
En esta competición, he combatido en dos batallas distintas. La primera fue por sobrevivir a los vuelos y la segunda por la lucha contra mi ego deportivo. Llevo muchos años compitiendo al máximo nivel, sin valorar lo suficiente en la posición internacional en la que me encontraba. Si no hubiera tenido cáncer, en Egipto podría haber luchado en mi categoría habitual por un oro en total levantado y por una plata en mejor levantamiento. Ahora, ni estoy en mi categoría habitual, ni tengo nivel para competir en el grupo A, que es el de las más fuertes. Analizando mis sentimientos, me ha sorprendido mucho que esta situación no me haya afectado tanto como pensaba y es que la perspectiva que tenemos sobre un tema en concreto, puede cambiar completamente debido a las circunstancias.
Si el verano pasado, alguien me hubiera dicho que perdería mi nivel deportivo por completo y que tendría que empezar de nuevo en enero, sé que me hubiera hundido emocionalmente, pero tener cáncer me ha hecho mucho más fuerte de lo que era antes. Antes sólo me agarraba al deporte, ahora también me agarro a la vida, aunque en esta ocasión siento que es un contrarreloj y tengo que ir siguiendo todos los pasos día a día para vivir, pero también para sobrevivir.